sábado, 22 de febrero de 2020
miércoles, 3 de julio de 2019
Revistas
Aquí les presento la Revista Cultural Ciervo de Luz
Los dejo con un Fragmento... DESCARGA AQUÍ
OTRA CONVERSACIÓN CON EL POETA MUCHOS
SIGLOS DESPUÉS.
(A
Francisco de Quevedo)
Estoy ante el
papel como hechizado,
oyendo tus
palabras me consumo
y como tú según
pienso y asumo
por el soneto
vuelvo hasta el pasado.
Percibes mi
candor de obnubilado
y ríes por el
verso que presumo.
También yo soy
deudor del polvo, el humo
y todo lo fugaz
y desolado.
El paisaje es
un sueño transitorio
donde a veces
ponemos nuestras plantas
y olvidamos
después su repertorio.
Hoy converso
contigo. Te agigantas
ofreciendo tu
voz como abalorio
y siento que en
mi pulso otra vez cantas.
Adalberto Hechavarría Alonso
Revista Ciervo de Luz No. 6
Seguimos creciendo. Puede escribirnos y dejar su obra para futuros números de la revista. DESCARGA AQUÍ
Revista Ciervo de Luz No. 6
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martes, 14 de mayo de 2019
Poemas sueltos
Por Teresa Fonseca Oropeza
RITUAL
Soneto, tú me sirves de puntal,
apaciguas en mí, todas las penas
que como sangre corren por las venas
y laceran mi vida sin igual.
Mereces que te ofrezca este ritual,
mi pensamiento en ti he consagrado;
porque de mi congoja me has sacado
al hacer de mi savia verso real.
Eres fuerte y te esparces por el mundo
como vuela mi mente sin descanso
pues ya de la existencia no me canso.
Ofreces brillantez a lo profundo:
en tus versos yo digo lo que ansío;
trayendo nueva luz al canto mío.
EL ALIENTO DE VIDA QUE FLORECE
Viniste a mí cuando la sed ardía
el agua lentamente se quemaba
aquella reseques se vislumbraba
desde los tiempos que Paris podía
elegir a las diosas si quería
con la manzana de oro restallaba
el fuego de belleza que llevaba
como fulgores de astros se veía.
Sedientos van los labios encendidos
el helado rocío les ofrece
con animada escarcha la humedad.
Reacciona prontamente en zumbidos
el aliento de vida que florece
con una prodigiosa suavidad.
SALÍ COMO LA FLOR AL AIRE PURO
Salí como la flor al aire puro
y la nube fugaz voló conmigo,
me llevó a ti y me ofreció el abrigo
que dentro de tu reino fue seguro.
recorrí los luceros sin apuro
vi tu mirada limpia como amigo
me acogió el firmamento que bendigo
impulsando mi sombra hacia el futuro.
Con lágrimas de lluvia en la memoria
en un halo de luz el sol encierra
un resplandor de llamas que me aviva
Como el destello azul llega la gloria
los ángeles bajaron a la tierra
vendrán a recordarme que estoy viva.*
*Este verso pertenece a Lalita Curbelo Barberán
(1930-2002. Cuba)
Datos de la autora
Teresa Fonseca Oropeza (Holguín, Cuba, 1956) Licenciada: Español- Literatura, poeta. Ha presentado su obra en los talleres de creación literaria Pablo de la Torriente Brau y Eliseo Diego. Autora de varios plegables publicados por el Proyecto Cultural Comunitario “ La Casa del Soneto Sor Juana Inés de la Cruz”. Ha resultado premiada en encuentros debates y otras actividades. Obtuvo premio de poesía para adultos. Primero y tercer premios de composición en el Festival Cantándole al Sol, ambos en Majibacoa. Las Tunas. Premio de décima escrita en el encuentro debate municipal. Invitada a la Semana de la Cultura en Holguín, 2018 a los espacios: Ecos de mi ciudad y Décimas ilustradas. Tiene publicado el libro Antología del Soneto Oral-Traumático, Cósmico, Tanático y Erótico de Teresa Fonseca Oropeza (F.A.H. México, 2018) Autora de los poemarios inéditos: Canten Daniel y Dailín(Poesía para niños), Golpe de estrellas, , El aroma de las palabras (Prosa poética), Una sombra en la sonrisa, La luz de la poesía. Coautora del libro 70 Romances Cubanos. Cultiva el verso libre, la décima y el soneto. Ha publicado en las revistas: Tántalo (España), Serranía (Holguín), Pluma y Tintero(España). Carta Lírica (E. U.) Aristos Internacional ( España) y Norte ( México.), Con Voz Propia (Argentina).
domingo, 12 de mayo de 2019
Reseñas
LA SOSTENIDA ESPIRITUALIDAD
Cuando uno
cierra el libro Canción de la eternidad de Lalita Curbelo Barberán, ediciones
Holguín, 2012, confirma el acierto de Joaquín Osorio Carralero y Carmen Mora de
la Cruz al seleccionar los textos y reconoce lo valioso del prólogo escrito por
Manuel García Verdecia, que resulta una verdadera pieza crítica para
desentrañar la obra poética de la autora de Catedrales de hormiga.
Luego uno
medita y siente como duele no haber sido su amigo, o al menos haber ido a su
encuentro para estrechar su mano y aliviar un poquitín su constante soledad.
La poesía
de Lalita Curbelo Barberán tiene un sostenido aliento y una unidad estilística
sorprendentes: siempre escrita en versos libres y con un acompasado ritmo que
imprime autenticidad y belleza. Solo algunas asonancias dispersas pudieran ser
tenidas en cuenta por el ojo censor; pero la necesidad de las palabras en tales
casos justifica al menos el desliz.
Una
espiritualidad continua nutre la palabra amorosa y llena de prójimo. Se duele
del silencio triste de sus semejantes y en la vida práctica sacrifica lo suyo
por aliviar sufrimientos ajenos. Cuando habla de los niños se vuelve ternura,
ansia de besos, compasión, madre dulce.
El
estoico enfrentamiento a las incomprensiones diarias y a las pequeñas
injusticias la fortalece y revitaliza su canto.
Sabe
filtrar amarguras y convertirlas en savia nutricia para sus versos, en un
proceso creativo que invita a ser más humanos.
La obsesión
por el mar, tan lejos de su amada ciudad, es una marca que a menudo aflora en
sus poemas. Ella tiene la capacidad de sentir en la noche el discurso marino,
el imperceptible movimiento de las olas próximas a la ventana de su casa.
El tiempo que
dialoga con los recuerdos es material preciado en manos de esta artista. Añora
la infancia. retorna a los días de los seres queridos que ya no están y
establece comunicación con los objetos que aún vencen el tiempo y que fueron
identificativos de cada uno de los mayores de su familia. Habla con la puerta
de maderas agrietadas en una remembranza lírica conmovedora.
Su
palabra convida a la nostalgia, no al llanto. Es una triunfadora ante la
indiferencia social y la soledad que la circunda. Vence instantes amargos y
como la planta que una racha de viento le quiebra un gajo, retoña y en la punta
de esa nueva rama echa una flor.
viernes, 5 de abril de 2019
A solas con todo el mundo
Por Charles Bukowski
La carne cubre el hueso
y dentro le ponen
un cerebro y
a veces un alma,
y las mujeres arrojan
jarrones contra las paredes
y los hombres beben
demasiado y nadie encuentra al otro
pero siguen
buscando
de cama
en cama.
La carne cubre
el hueso y la
carne busca
algo más que
carne.
No hay ninguna
posibilidad:
estamos todos atrapados
por un destino
singular.
Nadie encuentra jamás
al otro.
Los tugurios se llenan
los vertederos se llenan
los manicomios se llenan
los hospitales se llenan
las tumbas se llenan
nada más se llena.
y dentro le ponen
un cerebro y
a veces un alma,
y las mujeres arrojan
jarrones contra las paredes
y los hombres beben
demasiado y nadie encuentra al otro
pero siguen
buscando
de cama
en cama.
La carne cubre
el hueso y la
carne busca
algo más que
carne.
No hay ninguna
posibilidad:
estamos todos atrapados
por un destino
singular.
Nadie encuentra jamás
al otro.
Los tugurios se llenan
los vertederos se llenan
los manicomios se llenan
los hospitales se llenan
las tumbas se llenan
nada más se llena.
Besos de Judas
Me olvidaré de tus besos de Judas
hoy voy a darle a mi pobre corazón
un par de capas de alguna pintura
que borren las humedades
que le han dejado tus recuerdos
MELENDI
1
FURIA
Solo escucho, me dejo rodear por el sonido
y la furia, deseo sobre todo alejar mi vida presente del pensamiento, de
esta forma, de estar solo sufriendo sufriendo sufriendo, queriendo mudar la
piel como los reptiles.
Hoy sufro solamente, he de dejarme atormentar por la conciencia, sin nada que me despierte
el interés, me detengo, solo soy la idea,
la conciencia reorganizando el caos que viene, tal como un aplanadora monumental,
pero como ayer estaba borracho fui
tirando migas de pan, voy caminando por la vida sin pausa pero sin prisa
procurando no hacer ruido vestido con una sonrisa, solo la sonrisa
_________________________________________________________________________________________________________ como si importara realmente sonreír o amar.
Ahora escucho el sonido del corazón,
recuerdo todo eso de que los sentimientos vienen de él, pero toda persona ha estado en este momento,
sin nada que hacer o desear, solo un
gran amasijo de juncos que se mueven lentamente con la brisa del este, soy más
parecido a una hoja de trébol en el otoño, en el momento que se desprende y
comienza a caer, es de tarde y la tierra, apenas caiga la llovizna comenzará a reaccionar
y darme ese olor a tierra fértil, ese olor a mangle y mar y peces.
Vivo cerca del mar y escucho la radio,
ayer Carla la dejó encendida, desde entonces estoy tirado en este camastro, he
escuchado diecinueve horas seguidas el oleaje y la radio.
Parece que desde mi ventana son más bonitas las noches, parece que el sol siempre ha estado
apacible, los ojos se me han cristalizado y más pareciera un extraño animal que
un ser inamovible, Carla me ha besado antes de marcharse. Pareciera que acabo
de conocerla, caminando despacio por la arena, en la mano lleva un coco
acribillado de muerte, le da pequeños sorbos -para alargar su agonía de coco-,
el pelo le comienza a ondear y me recuerda la forma en que están montando –en
mi niñez- la versión de Romeo y Julieta, el pelo es negro y con algunas
imperfecciones de amarillo, acaba de lanzar el coco al agua y este lucha por
llegar a la orilla, yo solo escucho, la siento respirar tranquila y la puedo
ver con cierta dificultad recoger
algunos restos de coral.
Están anunciando los nuevos valores
sociales y la crisis monetaria intergaláctica, el radio comienza a chirriar por
la mala recepción, apenas muevo los parpados, me pesa la mano horriblemente y
me ha inundado el miedo, debo concentrarme en la música, han puesto un instrumental
de la canción Hotel California, empiezo
a mover los dedos de la mano izquierda, puedo expulsar un buche de sangre y me
concentro en mover el pie izquierdo, si puedo voy a rodarme hasta caer del
camastro, si lo logro podré con toda la fuerza del cuerpo arrastrarme fuera de
la casa.
2
SONIDO
Hay un silencio insoportable, se ha ido
la corriente y he perdido el beneficio de la radio, ahora el dolor es más
notable, y comienzo a mover los dedos y ejercer presión sobre la cama, es
apenas imperceptible el movimiento, por momentos un pequeño corrientazo me
recorre la columna y me llega como un relámpago a la cabeza, no puedo seguir,
pero percibo que las funciones me están volviendo, hace unas diez horas no
podía ni mover los dedos, ni percibir la perfección de los objetos, doce horas
atrás solo era mi conciencia desordenada y terrible, fragmentos de granadas y
de pelo y de furia.
Anhelo el sonido, la radio no regresa,
sería una de las formas de mitigar el dolor y de ubicarme en la habitación, han
puesto el agua y la pila ha quedado medio abierta puedo sentir el gotear
constante, al menos así puedo saber el tiempo, estará hasta las doce de la
noche.
Este silencio me hace poderoso, la
mente puede expandirse derribar las barreras, volatilizarse y tomar el control,
es hora de tomar el control de esta marioneta que soy, tengo un dolor en el
cráneo que me confunde los olores y los sabores.
3
DAMA DE HIERRO
Carla es atractiva, apenas me mira al
pasar, pareciera que conoce todas las maneras de volver loco a un hombre, es
una máquina de exactitud, sabe que perfume usar, que vestir y decir, se voltea
ligeramente y abre con sensualidad los labios, deja ver por una trillonésima de
segundo los dientes, me mira y apenas veo sus ojos entre el mar y unas gaviotas
que se lanzan en desbandada sobre las sardinas.
-¿Eres de aquí?- pregunta.
- Sí – respondo como un pez atrapado
en la red.
- ¿Algún lugar donde hospedarse?-
pregunta dándome la espalda y fijando la vista en el aletear de las gaviotas y
su festín de temporada.
- En el bar – dejo de revisar la
carnada. La miro y percibo el olor a fresa y mar.
- Gracias, eres el primero que no es
grosero desde que llegué.
Se aleja.
Dejé los peces luchando entre las
redes, apenas a unos centímetros de la orilla, casi podían humedecerse los ojos con el oleaje, así me imaginé mi
vida, alejándose con aquella dama desconocida.
En la noche fui al bar a venderle los
peces al dueño. Después como siempre tomar una o dos cervezas y volver a mi
cabaña. Para reiniciar todo el mecanismo y preparar las redes hasta mi muerte o
retiro.
Carla estaba sentada en la
escalerilla del bar. Los pies enterrados en la arena.
-¿Pensé que nunca ibas a venir? –
dijo.
- ¿Cómo? – le respondí después de
mirar en todas direcciones, buscaba que alguien me suplantara o quizás, solo el
miedo recorriendo mi espalda. Hacía mucho tiempo que había dejado de perseguir
mujeres.
- Estuve preguntando por aquí.
- Entonces me esperabas. – Le dije
con los ojos fijos en la lámpara del portal.
- No me gusta comer sola. Aquí
pareciera que la norma es ser grosero. Me parece que tú no eres así.
- Bueno entre tanto mangle y mar y
arena olvidada, las personas tienden a comportarse como animales.
- ¿Entonces comemos? – dijo y recibí
su perfume mezclado con algas y un olor a cangrejos.
-¿Cuándo?
- Ahora.
-¡Ahora! – dije.
- Me muero de hambre.
- Pero no estoy vestido para tal
ocasión.
-Nada, no existe disparate más
interesante. –dijo y se rizó un poco el pelo, luego me extendió la mano para
que pudiera ponerse de pie y tal vez poder acercarse más a mí.
De pronto estábamos comiendo arroz y
cangrejos y un vino delicioso, me encanta tu sonrisa le dije después de un
rato, y a mí me gustas vos dijo con un exquisito acento argentino. Podría verte
mañana para charlar un poco. Me dijo y me dio un beso suave y largo en la
mejilla. Luego caminó hasta su habitación, antes se volteó para con un gesto de
la mano dibujar un corazón flechado.
Salgo feliz a la noche. Camino
silbando una vieja canción y entre los reflejos de las farolas pienso en esta
mujer maravillosa. Entonces siento un fuerte golpe en la cabeza. Caigo de
espaldas sobre la arena, las estrellas más que puntos se comienzan a
reorganizar en un epicentro, apenas escucho la voz que dice que hacemos con
este perro, que salía con ella, nada llévalo a la casa y que termine solo su
agonía.
Ahora solo escucho el oleaje y pienso
como sería mi vida si no fuera invalido.
POESÍA
DE Adalberto Hechavarría
Hay gente que
se hace amar por estar siempre con los instrumentos de su oficio entre sus
manos. Hay gente que te hace sentir que no solamente hace lo que ama, sino que
ama lo que hace.
Adalberto Hechavarría Alonso, uno de esos
poetas que perduran, con una excelente forma de dibujarnos los paisajes y
situaciones con un lenguaje grato al oído, estudioso tenaz de los mejores
clásicos, sus sonetos con una frescura y un modernismo que lo separa de otros
cultivadores cubanos de este género, nos lleva como en una barca por un río a
veces impetuoso, a veces apacible, pero con un agua tan trasparente y
refrescante que no nos deja salir de su mundo.
Este poeta de Las Tunas, Cuba, al que el tiempo
va perfilando una poética bien precisa, amorosa y única, también ha incursionado
por la poesía libre y la décima cubana, así como el ensayo, es de admirar la
dedicación que le presta a su obra y a los que lo rodean, su obra reconocida y
premiada, no todo lo que se merece, nos deja siempre entre ver la palabra como
un fuego vital que te ilumina.
Desde ya los dejo con algunos de sus sonetos.
A LA PALABRA
Te bendigo, palabra vencedora,
por el fuego vital que te ilumina
cuando cantas la luz de la belleza
y perfilas un rostro verdadero
al escrito que nace con la magia
indecible de ser la carne propia
del poeta que escribe su estructura
con la sangre caliente de su pulso.
Te bendigo, dadora de esperanzas,
amiga terrenal de las estrellas,
que en sílabas de lumbre resucitas
el tiempo: lo detienes, lo rescatas,
lo vuelves porvenir y lo eternizas
como en un entramado prisionero.
Continua con…
SONETO
Anegado de paz pruebo la suerte
en el más absoluto desconcierto
y entre tanto lirismo descubierto
no me acuerdo siquiera de la
muerte.
Este oficio de escriba me convierte
en artesano a corazón abierto.
La blanquísima arena del desierto
en mis ojos la soledad me vierte.
Y en medio de la luz esta mañana
persigo la esperanza con arcana
ilusión de llegar a la belleza.
Le copio los contornos al espacio
y el horizonte –llama de topacio–
por mi pecho en nostalgias se
desgrana.
Y termino con el soneto…
TODOS LOS TRENES PASAN POR OMAJA
Todos los trenes pasan por Omaja
y yo desde el portal contemplo el humo
que ennegrece el azul como un
brochazo
y se expande nervioso por el
cielo.
Bajo la vieja luz de este domingo
me voy con el pitazo a los
confines
y regreso a mi cuerpo por
instantes
como un intermitente desamparo.
Alguien tal vez desde una
ventanilla
prefiera mi sosiego y se quedara
en esta mecedora pensativo.
Mientras cruzo el umbral de la
distancia
en un próximo tren que vendrá
como
un ligero reptil sobre los
rieles.
Me
despido con esté pequeño homenaje a quién merece más, y los dejó en espera de
nuevas obras de su colección y de quién se puede decir con honestidad estos son
fragmentos para leer más de una vez…
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